“Desde la cama miro la terraza desatendida. Se han ido muriendo todas las plantas. ¿Cómo lo hacías, Mauro? No debe de bastar con regarlas. Hablabas con ellas. No lo hacías abiertamente, nunca delante de los demás. Decías que hablar con las plantas era un acto íntimo y transformador, un acto de fe para los que no creen en los milagros. Me levanto, respiro y anoto en la lista: “Aprender a hablar con las plantas”.”
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Ana
¿Volverás a escribir reseñas? Me gustaban mucho. Un abrazo.