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El conquistador siempre pierde

91Gh7Ayt07LImaginaos un pueblo de algún país europeo. Todos los vecinos se conocen y se administran de la misma manera desde tiempos inmemoriales. Un día soleado, un ejército extranjero, aprovechando la ausencia casual de las fuerzas locales, invade este pueblo de forma repentina. Cuando dichas fuerzas reaccionan ya es demasiado tarde: el pueblo ha quedado en manos del enemigo. Ahora, como lector, sientes la tentación de alejarte de esta localidad, abandonarla junto a los soldados que ya se retiran campo a través. Esperas asistir a los preparatorios del contraataque junto a ellos, seguir el curso de la guerra a escala nacional e internacional para, finalmente, seguir al héroe, individual o colectivo, que traerá la esperada liberación.

Pero espera, no te vayas, permanece en este silencio incómodo que va penetrando poco a poco en el pueblo. Ante los ojos incrédulos de los vecinos, los soldados se instalan rápidamente e instauran un nuevo orden. ¿Cómo reaccionará el pueblo cuando la incredulidad dé paso a la rabia? ¿El alcalde será leal a su pueblo o se alineará con el enemigo por miedo o ambición? ¿Se arrepentirá el traidor de haber colaborado con el ejército ocupante? ¿Cómo se sentirán los soldados cuando la población no los reciba bajo lluvias de flores, agradecidos apretones de manos y sonrisas de mujeres bellas, jóvenes y risueñas? ¿Cómo reaccionarán cuando descubran que la propaganda no estaba en lo cierto, que su Líder los ha mantido, que en realidad este pueblo, este país, nunca los ha esperado ansiosamente, nunca han anhelado ser invadidos? ¿Cómo huirán de esa soledad, de ese desengaño, de ese silencio inquietante, de esas miradas hostiles, de esa conspiración imperceptible pero constante como la puesta de la luna?

A través de esta narración breve, Steinbeck construye una historia ambigua, casi onírica, alrededor de la premisa de que los conquistadores siempre pierden. Tarde o temprano pierden. No hay otra salida, porque por muy autoritarios, intimidantes y amenazadores que se muestren, serán temidos y obedecidos, pero nunca serán bienvenidos, nunca serán aceptados ni queridos, nunca podrán dormir con la tranquilidad que brinda la calidez de un hogar. La inquietud de saberse rodeado por gente que los detesta y los quiere ver muertos los lleva a la locura, de vuelta a casa o ambas cosas. Cada capítulo se desarrolla íntegramente en una única escena, como las películas de la vieja escuela, y el lector sigue a todos los actores que participan en esta absurda obra de teatro que es la guerra. El pueblo es un solo cuerpo, una sola voluntad, un ente que se mueve lentamente, pacientemente y en silencio, pero coordinado, unido y seguro de sí mismo. Las novelas cortas de Steinbeck no me han fallado nunca, y The Moon is Down no es una excepción.

P.D. Se agradece el epílogo de la edición inglesa, que explica la popularidad que obtuvo como propaganda dirigida a los soldados que lucharon y perdieron la vida en la Segunda Guerra Mundial y en pos de la libertad de la que hoy todos gozamos.

  • Leer escuchando: Enemies Forever, de Anthony Weeden.
  • Perfecto para: quien quiera leer una novela breve, bien escrita y que invite a la reflexión sobre el sentido de las guerras, las invasiones y el autoritarismo.
  • Te gustará si te gustó: Suite francesa, de Irène Némirovsky.

3 Comments

  • Nina Rapsodia
    Posted 27 de febrero de 2019 at 1:47 am

    Pendiente de leer porque soy una fan declarada de este autor desde hace mucho.

  • Esther
    Posted 27 de febrero de 2019 at 8:15 am

    Yo tengo una edición antigua en castellano y después de acabar Al este del Edén le he rescatado de la estanteria. Un saludo

  • Paseando entre páginas
    Posted 28 de abril de 2019 at 8:16 pm

    Hum, em crida l’atenció, la veritat, no sé, no sé, em deixes indecisa. Miraré més ressenyes i ja veurem

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