Stefan Zweig, un escritor austríaco leído y aclamado a lo largo de todo el ancho mundo, que había trabado amistad con figuras tan importantes de la época como Sigmund Freud, Franz Werfel, Salvador Dalí, Maksim Gorki, Albert Einstein, Hermann Hesse, Thomas Mann, Rainer Maria Rilke o Richard Strauss, se suicidó en Petrópolis (Brasil) en 1942. No es el único escritor que optó por este trágico final. Otros escritores, como Ernest Hemingway o Virginia Woolf, decidieron quitarse la vida, el uno disparándose la cabeza para huir de la vejez y la decrepitud y la otra tirándose al río con piedras en los bolsillos para huir de la depresión que la asediaba. A diferencia de los dos anteriores, el suicidio de Zweig, junto con su esposa Lotte, fue muy meditado; su nota incluso establecía el destino de su perro Bluchy. La noticia que lo llevó al suicidio fue la caída de Singapur en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
Zweig, que llevaba gran parte de su vida exiliado de la locura colectiva que condenaba repetidamente a Europa a la guerra y a la muerte, creyó que el nacionalsocialismo alemán se extendería por todo el mundo, condenando al planeta entero al nacionalismo excluyente, al racismo, la xenofobia, la ignorancia, el odio y la vulneración continua de los derechos más elementales. Y esto no lo quería llegar a ver nunca. Tres años después de su muerte, la Segunda Guerra Mundial acabaría junto con el nazismo. “Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra“, rezaba la nota que encontraron junto a su cuerpo y el de su mujer. Sin embargo, la nota real que nos dejó Zweig, su epitafio, fueron sus memorias, publicadas póstumamente.
En El mundo de ayer Zweig, escritor judío, austríaco, pacifista y europeísta, realiza el increíble ejercicio de retratar los tiempos que le tocaron vivir y sufrir a partir de su experiencia. El autor de obras como Carta de una desconocida, Amok o Momentos estelares de la humanidad recorre la Viena de los cafés dorados, la Austria imperial y la Europa previa a la Primera Guerra Mundial, ilustrada e ingenua por igual. En esa Europa próspera y pacífica conocemos a un joven y sensible Stefan cautivado desde su infancia por el arte, muy especialmente por el teatro, la música y la literatura. Esos años brillantes parecían eternos, pero el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria marcó su abrupto punto y final. Zweig, declarado inútil para la batalla, dedicó su talento literario para intentar detener la demencia que parecía afectar a todos sus conciudadanos y a toda Europa. Todo el mundo iba ilusionado y alegre a luchar a la Gran Guerra, con sus uniformes impecables y sus grandes banderas se dirigían directos al desastre. Naciones que habían compartido lazos de sangre, de amistad y de cultura derrumbaban eufóricamente todos los puentes que las unían.
“Quizás esas fuerzas oscuras también tuvieran algo que ver con la frenética embriaguez en la que todo se había mezclado, espíritu de sacrificio y alcohol, espíritu de aventura y pura credulidad, la vieja magia de las banderas y los discursos patrióticos: la inquietante embriaguez de millones de seres, difícil de describir con palabras, que por un momento dio un fuerte impulso, casi arrebatador, al mayor crimen de nuestra época.”
Cuando acabó la Primera Guerra Mundial regresó Zweig a su patria, estableciéndose en la ciudad fronteriza de Salzburgo. Allí fue testigo de las fatales consecuencias de una paz mal gestionada: la miseria, el hambre, las deudas de la guerra y la inflación. Precisamente en este periodo de entreguerras fue cuando Zweig obtuvo popularidad con sus novelas. Desde Salzburgo también fue testigo del ascenso de los nazis al poder y su posterior ocupación de Austria. Finalmente, ya desde Inglaterra, vivió los últimos meses de paz en Europa.
“La verdadera misión del escritor (…) consiste en defender y proteger lo común y universal en el hombre”.
Sin embargo, El mundo de ayer no es una autobiografía que describe una vida, sino la esencia de una época; los recuerdos propios, las reflexiones y los retratos de eminentes personalidades que tuvo la oportunidad de conocer a lo largo de su vida el apátrida que era Stefan Zweig cuando la escribió (“es precisamente el apátrida el que se convierte en un hombre libre, libre en un sentido nuevo: sólo aquel que a nada está ligado, a nada debe reverencia“). Sin incidir en ningún momento en su vida personal, Zweig capta a la perfección “el mundo de la seguridad” previo a la Gran Guerra, los factores que impulsaron cada cambio y cada actitud, la transformación de la mentalidad en Europa a lo largo del siglo, los destellos de esperanza, humanidad y resistencia ante las ideas radicales e intolerantes que se expandían por doquier alimentándose del odio, la pobreza y la ignorancia. Todo sin omitir interesantes anécdotas, encuentros y viajes (como el que realizó a la URSS, donde le informaron mediante carta anónima de la triste realidad soviética).
El mundo de ayer es la autobiografía de un escritor culto y lúcido que le tocó vivir una época oscura de la historia. A través de sus páginas, el lector es testigo de la destrucción de la Europa segura, próspera y pacífica en la que creció Zweig a través de dos guerras sanguinarias, el vergonzante triunfo de la ira y la ignorancia y la condena a muerte de la libertad, la humanidad, la igualdad y el pensamiento. Una lectura imprescindible, especialmente en los tiempos que corren. Estas memorias, escritas justo antes de suicidarse Zweig, fueron su último grito desesperado, “como si la vergüenza debiera sobrevivirlo”*.
*
* Última frase de “El proceso”, de Franz Kafka.
Título: El mundo de ayer. Memorias de un europeo.
Autor: Stefan Zweig.
Traductor: Joan Fontcuberta Gel y Agata Orzeszek Sujak.
Título original: Die Welt von Gestern.
Editorial: Acantilado.
Páginas: 545.
Precio: 27€
ISBN: 9788495359490.
También te gustará:
- Somnis en temps de guerra, de Ngūgī wa Thiong’o.
- El fin del hombre rojo, de Svetlana Alexievich.
- Patas arriba, de Eduardo Galeano.
Otros libros de Stefan Zweig:
- El amor de Erika Ewald
- Carta de una desconocida
- Confusión de sentimientos
- ¿Fue él?
- Una historia crepuscular
- Mendel el de los libros
- Veinticuatro horas en la vida de una mujer
- Los ojos del hermano eterno
- Las hermanas
- La impaciencia del corazón
- Novela de ajedrez
- Miedo
4 Comments
Mónica Gutiérrez Artero
Todos los historiadores deberían leer este libro. No solo porque es de Zweig, que ya sería razón suficiente, sino porque además es reflejo de un momento en el que la humanidad podría haberse elevado o hundido y escogió esta última opción. Las nostálgicas reflexiones de Zweig por un mundo perdido, tanto aquí como en “Momentos estelares de la humanidad”, son imprescindibles para entender Europa y averiguar cómo dejar de repetir la Historia. Besos.
Inmaculada
Una maravillosa biografía, una magnífica obra histórica, una genial muestra de narrativa. De lo mejor que se puede leer y recomendar , DIN duda.
Saludos.
Albert Esteban
Es un libro esencial. No exactamente un libro de historia, tampoco una biografía, sino una reflexión sobre su tiempo, sobre la política, sobre la descomposición de un tiempo y el advenimiento de uno nuevo. Una maravilla, está cargado de reflexiones que en sí mismas son un prodigio.
Que nadie deje de leerlo. A Zweig y este texto en particular.