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La víspera de casi todo, de Víctor del Árbol

“A través de la cortina de listones de su despacho, Ibarra observa la calle desierta con sus pasos de peatones, que brillan reflejando los cambios de color de los semáforos sin nadie que los cruce. Hay algo fantasmagórico en esta quietud lunar y fría, en esta soledad. Cada franja horaria tiene su carácter y sus habitantes; es como si las horas avanzaran hacia un horizonte que nadie puede ver, ajenas a la voluntad de quienes las habitan. Antes le gustaba la noche porque no hay sombras en ella. Todo estaba claro en la oscuridad. Él y los otros, el resto del mundo, separados por una membrana invisible pero impenetrable. Ahora no. Ahora le asusta pensar tanto, tener que cubrir el silencio del ambiente con los ruidos de su cabeza.”

Le tengo un aprecio especial al Premio Nadal. Quizás sea porque se trata del premio literario más antiguo de España (desde 1944), o por la primera novela premiada (Nada, de Carmen Laforet), que ha pasado a ser un clásico español, o porque se falla en la Ciudad Condal el día de los reyes magos -noche que sigo asociando inevitablemente a la magia que vivía cuando era pequeño e intentaba mantenerme despierto para ver a los tres reyes de Oriente, pero siempre acababa por vencerme el sueño y, por la mañana, incluso antes de ir a ver los regalos, miraba si los camellos habían comido las galletas y bebido la leche que les había dejado-. El hecho es que le tengo un aprecio especial, pero se trata de ese tipo de cariño que se le tiene a las cosas que se han perdido, el respeto en homenaje a lo que una vez fue y la melancolía de observar en lo que se ha convertido. No sé si fue antes, después o durante la absorción de Ediciones Destino por parte del Grupo Planeta en 1990, pero la diferencia entre Nada y las últimas novelas premiadas es evidente, y me niego a creer que en la actualidad haya menos talento por parte de los escritores. Me inclino más por pensar que hoy la mirada de las editoriales se fijan más en la portada, la fama y popularidad del autor, las estadísticas de ventas estimadas y en su comercialidad (y cuando digo comercialidad me refiero a una novela que no requiera esfuerzo por parte del lector para ser leída, que te lo den todo masticadito, adquiriendo un ritmo cinematográfico y renunciando a las increíbles oportunidades que te da la literatura) que en la calidad de la novela, es decir, un libro hecho para los que compran libros una vez al año, por Sant Jordi (apunte: no tengo ningún problema con estos tipos de personas -ellos se lo pierden-, sino con que los premios literarios se rebajen a su nivel).


Hacía tiempo que tenía a Víctor del Árbol entre los escritores españoles en ascenso que tenía pendientes de leer. Si bien es cierto que las novelas negras no son santo de mi devoción, también lo es que todas las reseñas que leía sobre Respirar por la herida y Un millón de gotas tachaban de injusta, insuficiente e incompleta la afirmación de que Víctor del Árbol es un escritor de este género, insistiendo en la profundidad con la que trataba la psicología y la complejidad de sus personajes y en las reflexiones que intercalaba con el devenir de la narración. Por esto, cuando vi que Víctor del Árbol se había alzado con ese premio literario al que no le daba una oportunidad desde que Clara Sánchez (ganadora en 2010), al igual que ha hecho con el Premio Planeta, me decepcionó de forma desmesurada. Y desde entonces seis inviernos han pasado, las reseñas negativas que leí sobre Estaba en el aire, de Sergio Vila-Sanjuan (ganadora 2013), La vida era eso, de Carmen Amoraga (ganadora 2014), y Cabaret Biarritz, de José C. Vales (ganadora 2015) me alejaron cada vez más del Premio Nadal. Sin embargo, este año, entre lo mucho que he disfrutado con la lectura de Nada y las altas expectativas que me daba el nombre de Víctor del Árbol (un escritor que considero humilde, que desgraciadamente no es una cualidad que compartan muchos autores de éxito en España, y amable, lo puedo afirmar porque tuve la oportunidad de hablar unos minutos con él en Sant Jordi) me decidí a darle una oportunidad.

Disculpad que me haya extendido en demasía en este preámbulo, pero es imprescindible para que tengáis en cuenta al leer mi reseña las expectativas que traía conmigo cuando lo fui a comprar a la librería, mi disposición a que me gustara la lectura cuando empecé a leer sus primeras líneas, la ternura nostálgica que le profeso al premio Nadal al mantener mientras leía la esperanza de que la historia mejorara con un giro repentino e inesperado de los acontecimientos narrados. Porque esta reseña que estás leyendo no es objetiva, no valora solo el libro, sino la decepción consecuencia de que se trate de un libro premiado por un prestigioso galardón como el Nadal.

La víspera de casi todo tiene varios hilos argumentales que convergen a medida que van avanzando. Por un lado, tenemos al protagonista de la novela, el inspector Germinal Ibarra -¡toma nombre!-, un hombre apesadumbrado que arrastra un pasado oscuro, un caso de asesinato a una menor de edad en el que se involucró emocionalmente y que lo hizo famoso -para bien y para mal-. La aflicción de su rutina, tanto profesional como familiar, se ve interrumpida por una llamada. Se ha hallado a una mujer gravemente herida que no quiere hablar con nadie más que con él. Por otro lado tenemos a Paola, una hermosa mujer de clase alta que, huyendo de un misterioso pasado, se instala en Costa da Morte, en Galicia, y allí conoce a su hostelera, Dolores, marcada por una pérdida, al sombrerero, Mauricio, marcado por una venganza, y al nieto de Mauricio, Daniel, marcado por su única amiga, Martina.

Ya desde el principio me parecieron forzados ciertos personajes y ciertas escenas. Esto de la naturalidad en la literatura no se consigue mediante una fórmula exacta e infalible, no hay técnica alguna, se consigue o no se consigue. Víctor del Árbol no lo ha conseguido esta vez. Guiones artificiales, hechos a medida para justificar los actos y las actitudes de sus personajes, que tienen temperamentos extremos. ¿Lo peor de todo? Que la mayoría de actos y actitudes acaban sin fundamento alguno, y si a esto le sumamos la tragedia que sobrecargan los personajes, sin haber profundizado lo bastante en ellos como para que al lector le importe un comino sus lágrimas y su sufrimiento, ya tenemos preparado el pastel de dramatismo sobredimensionado, espurio, de quita y pon.

Cuando los personajes ya le parecen falsos a uno, poco importa la historia en sí. Aunque, muy a mi pesar, la historia -por cierto, extremadamente previsible en todos los aspectos- tampoco me ha funcionado. Víctor del Árbol empieza muchos hilos argumentales e integra a muchos personajes la mar de interesantes. Hasta aquí todo bien, el problema es que, con respecto al primer elemento, los hilos argumentales, aunque convergen, no van a una misma dirección, sino que avanza cada uno por su lado, sin que el lector entienda el sentido de todo este lío. Si la manera correcta de ligar historias es un nudo de marinero, hermoso estéticamente, con un sentido, con una solidez, con un objetivo, lo que se ha hecho en esta historia es el lío que se hace de forma misteriosa -por la misma comparación con esta novela se me ocurre que por inercia- en nuestros auriculares cuando los guardamos en el bolsillo, feo de ver, sin sentido ni fin determinado.

En cuanto al segundo elemento, los personajes, ha dolido el observar tanto derroche de oportunidades al ver como personajes tan potentes como Samuel, la mujer de Germinal, la Pecosa, la hija de Eva, el hombrecillo, etc, se introducen con una potencia y una intensidad que hacen pensar al lector el importante papel que van a jugar en el éxtasis de la historia y se quedan en nada, estériles, solo pasaban por allí, quedando el lector en la embarazosa situación de cuando se encuentra a alguien, lo saluda y el otro le devuelve una despedida. En fin, un coitus interruptus narrativo como una catedral. Y no es porque el autor no lo intente, se nota que les saca reflexiones a la que tiene la oportunidad. Sin embargo, en una novela tan corta no se pueden introducir tantos personajes complejos y sin ningún papel remarcable en el argumento.

En conclusión, creo que he dejado patente que no he disfrutado mucho con La víspera de casi todo (título que, por cierto, no alcanzo a entender, aunque sí comprendo que esta es una historia difícil de titular). La conclusión de esta reseña no es que estemos delante de un bodrio literario, sino ante una historia coja, cuyos engranajes no acaban de encajar. Defectos que se vuelven imperdonables cuando estamos ante una novela galardonada con uno de los premios literarios más importantes de España. La víspera de casi todo es como esas películas que dan por la tarde en Antena 3. Esas películas baratas, previsibles, con actores malos pero que, aun así, vemos hasta el final y, a la que nos damos cuenta, se nos ha pasado la tarde sospechando del marido psicópata y obseso sexual de la inocente protagonista. Una película sencilla pero que entretiene. Ahora imaginaos que le otorgan un Óscar a una de esas películas; es inconcebible.

No sentencio a Víctor del Árbol. No son pocas las opiniones positivas que he oído de su obra anterior, y aún tengo pensado leerla. Sinceramente, sospecho que en la editorial le dieron la oportunidad y no supo decir que no -no lo culpo, un servidor habría hecho lo mismo-, y acabó corriendo una novela que tenía empezada o incluso solo esbozada. El resultado, a mi parecer, no ha sido positivo, y me costará más de seis años y un escritor que me llame la atención volver a confiar en el Premio Nadal.

22 Comments

  • Agnieszka
    Posted 23 de febrero de 2016 at 2:49 pm

    Comparto gran parte de tus impresiones: la historia es previsible, las coincidencias demasiadas, las traumas tan grandes que, todas juntas, resultan grotescas e inverosímiles. Como he leído “Un millón de gotas” puedo añadir que el autor calca varios motivos de su novela anterior. En mi opinión, lo único que se salva es la parte argentina. Total, una novela decepcionante. Como bien dices, no es un bodrio al estilo Clara Sánchez pero una novela floja. Saludos

  • Caminante
    Posted 23 de febrero de 2016 at 6:16 pm

    Ups, pues me lo pensaré antes de hacerme con este, que tengo sus otros tres libros por casa sin leer y mejor empezar con ellos y ver qué tal. Yo también tenía muchas ganas de leer a este autor. Además se lo regalé a mi madre a ciegas y le gustó tanto que quería más libros suyos.

  • Rocío
    Posted 23 de febrero de 2016 at 7:54 pm

    Pues como no he leido nada de este autor espero leer algo suyo para opinar con fundamento. Un beso y gracias por la reseña

  • Neus
    Posted 23 de febrero de 2016 at 10:33 pm

    SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
    me siento muy orgullosa de ti
    yo del autor he leído 2 novelas y fue un.. NO GRACIAS
    así que tenía claro que no iba a leer esta, y me siento muy feliz que no te haya gustado
    GRACIAS
    un beesote

  • Margari
    Posted 23 de febrero de 2016 at 10:52 pm

    He leído dos libros del autor y me gustaron mucho, pero me temo que está siendo algo repetitivo con sus historias. No descarto esta lectura, pero ahora voy a bajar mucho mis expectativas.
    Besotes!!!

  • Marina Cordoba
    Posted 24 de febrero de 2016 at 7:34 am

    Tan sólo he leído un libro de Victor y me gustó, de ahí que tuviera altas expectativas puestas en su premiada nueva novela, pero estoy viendo algunas opiniones que distan mucho de hacerle merecedora de dicho galardón, así que no me daré mucha prisa en adquirirla. Gracias por tu sinceridad.
    Con tu permiso, me quedo por aquí.

  • Inés
    Posted 24 de febrero de 2016 at 10:25 am

    Reconozco que me he pasado por tu blog al ver un comentario diferente de la opinión generalizada sobre “La víspera de casi todo” y con la esperanza de que hubieras leído “Cicatriz” de Sara Mesa(para mí un descalabro,para el resto del mundo maravilloso),pero no la has leído, lástima.
    Respecto a Víctor, sus tres novelas anteriores me parecieron excepcionales,no las reseñé porque entonces no tenía blog.Este ya lo tengo en casa,veremos ya que no eres tú el único con opinión negativa.
    Un saludo

  • Anónimo
    Posted 24 de febrero de 2016 at 10:44 am

    Yo lo dejé por la mitad, acabó produciéndome risa que todos los personajes tuviesen encima una nube negra desde niños, por no hablar de esos adjetivos de taller literario…y mira que me gusta del Árbol, pero aquí resulta tedioso. Y la Costa de la Muerte versión oscura…

  • dsdmona
    Posted 24 de febrero de 2016 at 10:45 am

    Conste que me gustaron dos de sus tres novelas anteriores (me falta Respirar por la herida) pero después de leer algunos fragmentos de esta última novela he decidido no leerla. ¿Por qué? Me parece una secuencia de grandes frases , sentencias, más dadas para apuntar en una libreta que para componer una historia. Y si, eres valiente, todo el mundo dice que es maravillosa y en eso estamos otra vez… ¿Peloteo?¿Miedo a perder el favor de la editorial en el envío de libros?¿Realmente saben lo que leen?¿Lo hacen sólo por el nombre y les importa bien poco el contenido?

    Esto ya es otro tema pero me alegro que alguien sea disidente y lo proclame!!

    D.

  • dsdmona
    Posted 24 de febrero de 2016 at 10:51 am

    Inés, yo si he leído Cicatriz y escribí esto… http://dsdmona1.blogspot.com.es/2016/01/cicatriz.html Como tú no me sentí a gusto con su lectura

  • Mónica-serendipia
    Posted 24 de febrero de 2016 at 1:52 pm

    Pues no sé qué decirte, este autor tiene unas críticas buenísimas. Sobre todo de la que dicen que es su mejor novela, “La víspera de casi todo”. Pero no puedo opinar porque por desgracia todavía no he leído nada suyo.
    ¿No te gustó “Cabaret Biarritz” de José C. Vales? ¡Me encantó! Creo que Vales es una de las plumas más elegantes y cultas de la literatura castellana justo en estos momentos.
    Bss

  • Teresa
    Posted 24 de febrero de 2016 at 4:42 pm

    Yo estoy deseando leerlo, los dos que he leído del autor me gustaron: Un millón de gotas, pero sobre todo, La tristeza del samurái, cuya lectura me encantó y a la vez me caló de la tristeza que desprendía.
    Como este lo ha comprado mi padre, ya se lo “robaré”.
    Las expectativas muy altas suelen decepcionar. Espero que a mí no me pase como a ti y me guste su lectura, jeje.
    Un saludo!

  • Teresa
    Posted 24 de febrero de 2016 at 4:44 pm

    Yo estoy deseando leerlo, los dos que he leído del autor me gustaron: Un millón de gotas, pero sobre todo, La tristeza del samurái, cuya lectura me encantó y a la vez me caló de la tristeza que desprendía.
    Como este lo ha comprado mi padre, ya se lo “robaré”.
    Las expectativas muy altas suelen decepcionar. Espero que a mí no me pase como a ti y me guste su lectura, jeje.
    Un saludo!

  • Lesincele
    Posted 25 de febrero de 2016 at 7:31 am

    Pues es una pena…yo pretendo leerlo ahora en breves, espero que me guste más al n9o haber leído nada del autor aunque lo de los personajes es lo que más miedo me da.
    Un beso!

  • drozadal/daniel
    Posted 25 de febrero de 2016 at 10:36 am

    Tras leer tu entrada creo que lo dejaré estar. Cuando vi la noticia de que había sido galardonado con el Premio Nadal me sorprendió bastante, lo que no quiere decir que no tenga méritos de recibir un premio literario, pero…
    Intentaré acercarme a este autor con Un millón de gotas, que tengo pendiente, para decidirme si continuar con su universo literario o dejarlo estar.
    Un saludo

  • Noelia
    Posted 25 de febrero de 2016 at 5:57 pm

    Lo primero darte las gracias por pasarte por mi Blog, imagino que mi reseña te ha escocido tanto como me esta escociendo la tuya a mí, jajajaja porque no podemos estar mas en el extremo opuesto. Así es el lector, subjetivo que hace de las historias y los personajes algo suyo y nadie gobierna a veces lo que nos sugieren.
    Me quedo por aqui yo también.
    Besos

  • Carax
    Posted 27 de febrero de 2016 at 1:45 pm

    Del autor he leído dos libros, La tristeza del samurai que me gustó y Respirar por la herida que si bien lo disfruté no tanto como el anterior. Me dio la sensación de que pone a los personajes en unas circunstancias extremadamente dolorosas y no les da ningún respiro. Tengo pendiente Un millón de gotas, y el que hoy nos traes a ver que me parece
    Besos

  • Shorby
    Posted 29 de febrero de 2016 at 2:57 am

    Tengo muchas ganas de leer al autor =)
    A ver si me pongo al lío, que ya toca debo de ser de las pocas que no lo ha hecho U.U

    Besotes

  • Anónimo
    Posted 12 de julio de 2016 at 8:19 pm

    Totalmente deacuerdo con el comentario. Estoy terminando de leer La vispera de casi todo y no consigo entrar en la historia. Como muy bien has dicho, demasiada tragedia, demasiadas historias sin profundizar en ninguna, todo muy previsible… Con ganas de acabarla ya.

  • Mer mer
    Posted 13 de diciembre de 2016 at 1:56 pm

    Hola, me presento soy Mer y he dado con tu blog buscando alguna opinión sobre esta lectura que se pareciera algo a la mía. Casi todas las reseñas que leo de este libro son muy buenas y sin embargo a mí no me ha parecido ni de lejos el mejor los libros de este autor. Un exceso de casualidades y una historia un tanto previsible, eso es lo que a mí me ha parecido. En fin, después de tantos meses puede que ya no te acuerdes…
    comparto tu opinión.
    Un saludo.

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