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Regreso a la isla del tesoro, de Andrew Motion

Querida A.,

Hace poco, cuando te hablaba de mi relectura de La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, te comentaba lo mucho que me gustaban las historias de piratas y aventuras marítimas. Pues bien, una de las razones por las que volví a leer ese clásico de la literatura fue la de rememorar toda la historia de Jim Hawkins para poder entender en su plenitud la segunda parte, que hacía tiempo que tenía pendiente. Y ahora te estarás diciendo: ¿Stevenson escribió una segunda parte? La respuesta es no, y solo un genio de la literatura como él rechaza la oportunidad que supone un final tan abierto como el que dejó (el villano evadido y parte del tesoro por desenterrar) para escribir una segunda parte ante el éxito de la primera (aunque hay indiscutibles genios que sí lo han hecho, como Cervantes o Defoe). Sin embargo, en este caso exactamente ciento treinta años después de la publicación de La isla del tesoro, Andrew Motion, un escritor británico, tuvo la osadía de publicar una segunda parte: Regreso a la isla del tesoro.

La publicación de una secuela escrita por un autor diferente que el original me suele provocar dos reacciones contradictorias. La primera es la de rechazo. Una historia es una cosa tan personal que me parece una especie de sacrilegio que un tercero escriba una secuela. Como si alguien osara modificar un cuadro de Picasso pintando por encima, o añadiera nuevas figuras y elementos a una escultura griega. Esta misma reacción me ha provocado David Lagercrantz, que ha escrito las secuelas de la saga Millennium con la única legitimación moral del permiso de sus herederos, con quienes Larsson no tenía relación alguna. Pero hay veces que estas secuelas me despiertan admiración, y para hacerlo deben reunir dos requisitos. El primero es que no se utilicen -o se utilicen lo mínimo posible- los personajes del libro original. El segundo es que sea un escritor de reconocida trayectoria que ha destacado por su propio talento y su propia imaginación y le mueve la fascinación por el universo del libro original.

Andrew Motion cumplía estos requisitos. Por un lado, Regreso a la isla del tesoro está ambientada mucho tiempo después de los hechos relatados por Stevenson y está protagonizada por nuevos personajes. Por el otro, Motion, entre otros cargos y premios, ha sido director del Poetry Review, director editorial de Chatto & Windus y en 2009 se le concedió el título de Sir por su trayectoria literaria (poca broma). Es por eso que me tiré a la piscina.

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Han pasado décadas desde que Jim Hawkins, el caballero Trelawney y el doctor Livesey atracaron a Inglaterra con un gran tesoro abordo y John Silver el Largo se escapó  en un puerto de las Américas españolas. Jim disfrutó de las riquezas viviendo una juventud de lujo en Londres hasta que se enamoró de una mujer que murió dando a luz su único hijo: Jim Hawkins. A partir de ese momento el Jim padre se retrae a La Hispaniola, su posada a las orillas del Támesis, y sus ojos solo se iluminan cuando relata a sus huéspedes las aventuras que vivió en la isla del tesoro. El pequeño Jim crece con las historias de su padre y aislado del mundo, ocupado en los quehaceres de la posada. Pero cuando en 1802 una misteriosa joven llamada Natty lo visita con una petición de su padre, John Silver el Largo, no duda en seguirla. Pronto conoce al viejo John, de quien su padre solía decir que “¡volvería a hablar con él de tan buena gana como entregaría mi alma al diablo!”. Poco queda del temible y manipulador pirata de las historias de su padre, lo que Jim encuentra es un anciano agonizante cuyo único deseo es que él y su hija se embarquen hacia la isla del tesoro en busca de los “hermosos lingotes de plata” que quedaron enterrados. Todo está preparado: barco (el Nightingale), tripulación y víveres, lo único que necesitan es el mapa del padre de Jim. ¿Y qué va a hacer Jim, ante la posibilidad de una aventura acompañado de Natty, por quien cada minuto se siente más atraído? Pues robar el mapa de su padre y embarcarse lo antes posible.

Sin embargo, la isla del tesoro que se encontrarán también dista mucho de la de las historias de sus padres: está habitada. Los tres piratas que la tripulación de La Hispaniola abandonaron a su suerte en la isla se han convertido en unos crueles y despiadados déspotas que aterrorizan a la población, proviniente de un barco de esclavos que naufragó cerca de la isla.

Andrew Motion demuestra un gran dominio sobre la narración, había momentos en los que creía que estaba ante una obra escrita por Stevenson. Motion sabe imitar pequeños tics literarios del escritor, como el de anticipar hechos posteriores o la manera de describir los paisajes o de analizar el humor de los personajes o la tripulación en general.  Además, la idea en sí era buena.

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PERO, por muy evidente que sea, Motion no es Stevenson, y esto se nota. En general, la novela no me ha funcionado. Regreso a la isla del tesoro no captura el espíritu aventurero que sí tiene la obra original (y que, en realidad, es lo que más disfruté de la narración de Stevenson). Si La isla del tesoro era breve, conciso y se ajustaba a los hechos, Regreso a la isla del tesoro es más extenso, descriptivo, profundo y casi incluso poético. Se me ha hecho demasiado largo. Tampoco me ha funcionado la incorporación de extrañas criaturas como ardillas gigantes o los du-dá, uns pájaros grandes y no voladores que se comen (¿Fantasía y seres sobrenaturales en la isla del tesoro? ¿Comor?).

También me dolió la manera con que Motion retrata a Jim Hawkins padre como un viejo amargado, frío y simplote. Esta puñalada me ha dolido casi tanto como Atticus en Ve y pon un centinela. Para destrozar así a un personaje mítico de la literatura, me lo matáis antes de que empiece la narración. Tampoco tiene esta secuela un villano tan impresionante como John Silver el Largo.

Por otro lado, Natty me parecía una muy buena idea. En La isla del tesoro no aparecen mujeres (aparte de la madre de Jim), Lloyd, el hijastro de doce años de Stevenson, quien lo inspiró para escribir la historia, insistió en ello (¿misoginia infantil?). Por lo que en un principio me pareció genial. ¿Pero lo de adoptar el punto de vista  de Natty durante toda la cuarta parte era del todo necesario? Estás completamente metido en la piel de Jim y de repente te encuentras con lo siguiente: “Ahora quiero describir cosas que no vi con mis propios ojos, sino que me las contó Natty”. ¿No habría sido mejor desconocer su paradero hasta el reencuentro, como hizo Stevenson cuando la tripulación se separa en el primer libro? Perdona si me vuelvo demasiado teórico, sé que no entenderás nada si no has leído el libro, pero es que estos fallos me parecen inconcebibles en alguien con tantos premios e importantes cargos como Motion, la verdad.

No es esta una secuela desastrosa, de esto no cabe duda. Entretiene y coge dignamente las riendas de una historia tan bien construida como la de Stevenson aprovechando los pocos cabos sueltos que dejó. Pero, en mi opinión, hay muchas cosas que no funcionan y que hacen que no haya disfrutado de esta segunda parte y que sume este libro a la lista de segundas partes que no deberían existir.

Atentamente,

Jan Arimany

P.S. Por cierto, me ha encantado el pequeño homenaje que hace Motion al bautizar a uno de los marineros del Nightingale como señor Stevenson.

*

regreso-isla-tesoroTítulo: Regreso a la isla del tesoro.

Autor: Andrew Motion.

Título original: Silver. Return to Treasure Island.

Editorial: Tusquets.

Páginas: 387.

Precio: 19,90€

ISBN: 9788483838600.

He estado en: Inglaterra, Océano, La isla del tesoro.

Valoración: 3,5/10.

 

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4 Comments

  • Trackback: La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson – Trotalibros
  • Mónica Serendipia
    Posted 15 de enero de 2018 at 5:44 pm

    Uy, Jan, qué fuerte si comparas la traición con la de Atticus en “Ven y pon un centinela”, eso son palabras mayores. Leía tu misiva e iba asintiendo: arriesgarse con una secuela de un clásico de este calibre es mucho riesgo. Y mira que la idea de ambientarla años después y con protagonistas distintos era conservadora y hubiese podido funcionar bien. Pero, claro, no es Stevenson, como bien dices. Besos.

  • Paseando entre páginas
    Posted 25 de enero de 2018 at 10:17 pm

    Idò, per començar no sabia que hi havia una continuació, i menys escrita per un altre autor. Coincideixo amb tu que sóc escèptica d’aquest tipus d’històries, però tant per la trajectòria de l’autor com per situar la trama més endavant en el temps, tenia bona pinta. Llàstima que t’hagi defraudat. Entenc les teves raons i per això, no crec que li doni una oportunitat.

    Salutacions,
    Laura.

  • Trackback: Oeste, de Carys Davies – Trotalibros

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